Comenzó como si nada, de la manera en la que comienza todo. Sumergidos
entre risas con miradas cómplices que decían nada, pero intuían todo.
Se atrevieron a la aventura de conocerse, intercambiaron
caricias, besos, suspiros que los llevaron al borde del abismo.
El tiempo fue constancia, el tiempo fue cariño.
Compartieron algo más que encuentros a la madrugada, puede
decirse que perseguían más de una pasión, cada uno por su lado, pero habían encontrado
ese común que poco se encuentra.
No tenían nada, pero lo poco que tenían era lindo.