lunes, 31 de enero de 2011

Un amor Frances

La conocí jugando un juego fuera de lo común, un juego de seducción al principio, diversión, amistad, ternura, que se yo.

Cuando la conocí para ese entonces yo andaba en una relación y por ende, no me preocupe por enamorarla, ya que solo era una atracción física, pero lo que yo no sabia era que en su mente batallaban un hombre, y yo.

Yo seguí con mi vida como si nada y con e correr del tiempo nos fuimos convirtiendo en grandes amigos, comenzamos a volvernos imprescindibles, uno del otro, la ausencia nos mataba, nuestra amistad se estaba transformando en una rutina, la cual me colocaba en el lugar del ayudante psicológico de ella, o como ustedes quieran llamarlo.

Hacia unos meses, ella se encontraba de novia con un muchacho que en la sociedad no era muy conocido.

Durante los meses restantes la amistad creció mientras tanto un amor oculto crecía en mi interior.

Los días pasaban y mi tarea como confidente se agrandaba más y más a tal punto que sabia mucho de su vida y su relación con ese muchacho al que ella tanto quería y amaba.

Una noche nos dirigimos juntos a ver una obra que se daba en un centro cultural, en un momento ambos nos acercamos para hablar y fue cuando todo comenzó a cambiar, algo pasaba, algo nos pasaba y yo comenzaba a percatarme de ello.

Los días pasaban, las clases iban terminando, pero los sucesos no dejaban de sorprenderme, estábamos sentados en un banco de una plaza a la que sabíamos concurrir y otra vez comencé a sentir esa atracción que había sentido días atrás y cada vez eran mas fuertes y marcadas, destellos que me dejaban pensando por días, intentaba dejar que todo fluya, que todo pase, pero no era así, algo me llamaba día a día a juntarme con ella a joder a reír, a tal punto que pensé que me estaba enamorando, y yo no quería eso, por lo menos en ese momento, porque no teníamos un ambiente favorable.

Una tarde de verano, para ser precisos un 20 de diciembre, estábamos disfrutando del sol, cuando, nos quedamos solo, como estábamos aburridos, se nos ocurrió salir a caminar por las calles de la ciudad. Caminamos mucho, disfrutamos demasiado y en esos momentos cuando se interponen la luna con el sol, formando un eclipse, nosotros nos unimos bajo esa noche de estrellas con un beso que pensábamos que jamás terminaría, un beso que lograba dejarnos sin aliento, pero a la vez extraño e inesperado después de tanto tiempo como amigos.


[Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia]

1 comentario:

  1. Que linda Nico, siempre tan felices y hermosas... lástima que no esté en un buen momento par apreciarla al completo. La releeré cuando crea de nuevo en el amor

    te quiero amigo (L)

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