martes, 8 de marzo de 2011

ella

Hoy voy a contarles una historia muy particular, me sucedió un miércoles gris, de lluvia.

Me encontraba en el bar de la esquina, donde sabia concurrir.

Todas las noches aparecía ella, siempre se sentaba en la misma mesa pidiendo un café irlandés.

Una noche me atreví a invitarle su café, Cuando ella llamo al moso para pedirle la cuenta, él le dijo que ya estaba arreglado con el muchacho de aquella mesa.

Se acercó a mi mesa y se sento justo enfrente mió, levanto mi vista y la observo en silencio; vestía una camisa blanca, con unos botones desabrochados que le formaban un escote, un pantalón de vestir azul petróleo con sandalias negras y una carpeta llena de papeles que por lo que pude leer era de un juzgado entonces me atreví a suponer que era abogada.

La noche pasó, creí conquistarla, se despidió de mí bautizando de amor, lo que esa noche fue compañía.

Volví ansioso al miércoles siguiente al bar, la espere toda la noche y no apareció, le pregunte a Ramón, el mesero, si sabia algo de aquella señorita y me dijo que no había vuelto a verla. Me dedique la semana entera a recorrer los distintos bares para encontrarlas y nunca nada.

Volví al bar y mira si es grande el destino y esta ciudad es chica, se me acerco Ramón y me dio una carta, como sello un beso provocado por un labial rojo pasión en su interior una sola palabra,

“olvídame”

Mire su mesa, y ahí se sentaba ella y ahí me enamoro, sencillamente, paso lo que tenia que pasar. Desde entonces, todas las noches comencé a concurrir al bar, perdí el carisma, las noches se transforman en putas divertidas, concurro todos los miércoles a su mesa, todo estará listo solo por si regresa...



1 comentario:

  1. Gracias Nico por lo que escribiste. Sabes que me gusta mucho lo que haces,tus inventos,tus locuras..en fin: Tus historias basadas en realidades y en ficción. ¡Felicitaciones! Porque no todos tienen el DON que tenes vos!

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