domingo, 17 de abril de 2011

Diario de motocicleta


Me levanté temprano esa mañana, antes que mis padres. Desayuné y comencé a prepararme la mochila, por cierto, era sábado a las 7 de la mañana y mi mama se levantó indignada diciendo que si tenía que estudiar no me levantaba a esa hora, y en cambio sí lo hacía para ir a visitar a unas amigas en Coronel Mom.
Fui hasta la gasolinera más cercana y llené el tanque de mi Zanella. Tenia aproximadamente unos 30 kilómetros por delante, lo que en mi moto seria media hora o cuarenta y cinco minutos de viaje.
Comencé la travesía para salir de mi ciudad… tarde un poquitín, fui toda la avenida y rotonda tranquilo, calentando el motor y dejando a los autos pasar. Cuando llegué al cruce y empezó la verdadera aventura. Pusimos el motor a un 75% de su potencia, porque si lo ponía a mas se me ahogaba y recalentaba, por ende se me paraba la moto. La ruta estaba tranquila, no había mucho transito, casi ni autos. En un momento vi un cartel que decía “La Manuelita”. Al instante me acordé de una amiga y decidí bajar a sacarle una foto. Una vez en la entrada de dicho campo, se me dio por mirar a la ruta y pasaron dos camiones de dos acoplados cada uno al hilo, si yo hubiera estado sobre la ruta en ese momento, no se que hubiera sido de mi... Seguimos el viaje al mismo ritmo, sin ningún problema, hasta llegar a Palemon Huergo. Me encontraba con ganas de hacer una buena locura, entonces decidí ir por tierra sin tener en cuenta que tengo una Zanella Dúe v50cc del año 86… estaba “derrapando” sobre un colchón de tierra importante cuando se me tapo el carburador por la tierra que habían levantado las dos camionetas que casi me chocan por pasar a fondo. Estuve quince minutos parado, esperando que se destape el carburador y enfríe el motor. Cuando todo estuvo en orden volví a la calle, una vez más baje a la tierra, esta vez había colocado el motor a toda su potencia. Cuando llegué al puente, decidí bajar y cruzar campo a pie para ir al puente de la vía. Una vez arriba de ese puente, dije, “Necesito una foto acá arriba”. Coloqué la cámara en disparador sobre una planta y tome distancia. Luego de la foto, me doy cuenta de que una vaca me estaba encarando y no podía ir a agarrar mi cámara, entonces comencé a tirarle con todo lo que tenia a mano, hasta que logré ahuyentarla, tomé la cámara y volví a la moto.
Tomé un camino que estaba rodeado completamente por árboles. Era interminable. Iba esquivando ramas para no chocarlas y demás. Cuando salí de ese túnel puse mi moto a todo lo que daba, no pude aguantar las ganas y pegué un gran grito legendario para mi… “WASAAAAA”
El camino se tornaba pedregoso y ví razonable colocarme el casco. Habré andado cinco minutos más y el canasto con la patente y una botella llena de nafta, salió volando de mi moto. En lo primero que pensé fue en la nafta, rogando que no explote o algo por el estilo y luego en la patente. Encontré todo desparramado a los metros, y ya no tenia forma de colocar el canasto, por lo que lo lleve en las piernas logrando así cortarme y rayarme todo.
Entré a mom, y mientras daba vueltas por sus calles, todos me miraban como un desconocido. No quiero decir que no lo era para ellos, pero me daba un poco de miedo. Me senté en un banco a esperar a mis amigas, y como nadie llegaba, les mande un mensaje.
Al rato divisé por la esquina que se asomaban mis pequeñas pero grandes amigas, Eve, Victoria y Maia. Pasamos una tarde hermosa, entre risas y más, y me hicieron conocer a mucha gente que me recibió muy contenta.
Llegaba la hora de partir para casa, me despedí de todos y les prometí que volvería pronto...
El viaje de regreso se hizo mas corto, esta bien que vine bastante rápido. Sali de Coronel Mom a las 17:30 pm y a las 18:15, ya estaba en casa, tomando unos mates y recordando la hermosa tarde que pase con mis pequeñas pero grande amigas.


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