viernes, 15 de abril de 2011

Carta desesperada a un padre...

11/4/1993

Querido padre:

Te escribo esta carta porque es el único medio que me queda para comunicarme con vos anoche pase el peor momento de toda mi vida, viejo ya nose que mas hacer, que mas imaginar para sacarme esa morbosa imagen de mi mente que me corroe segundo a segundo como flashes y rayos directos al corazón. Nunca había hablado este tema con vos o mamá, siempre me la había rebuscado solo, por la simple razón que eran mujeres.

Anoche mientras estábamos en la casa de unos de mis amigos irlandeses paso lo que menos me esperaba, y menos de ella, ¿te acordas de Maribel la española? que conocí en Marruecos y juntos nos fuimos por el mundo.

Nos estábamos divirtiendo con música, cerveza, baile, mujeres, lo que hicimos por años en casa antes de irme como vagabundo por el mundo y aca me ven hoy parado lejos de ustedes necesitándolos, estoy en el medio de irlanda, solo, calculo que es mi ultima parada.

El hecho que me tiene tan mal es el siguiente, entre copas y copas, la gente se fue yendo para el boliche mientras yo me quedaba hasta el final para tener todo bajo control y poder salir tranquilo. De un momento para el otro, me encuentro con Maribel en una situación muy intima con el dueño de la casa, pensé que solo lo estaba delirando o hablando con el, pero no era de esa forma, empezaron a besarse desenfrenadamente y no se soltaban, ya era tarde y lejos me encontraba de poder separarlos, esos besos se fueron transformaron en deseo y lentamente terminaron sobre las sabanas. Mientras tanto yo me encontraba desesperado afuera con esos ataques que vos bien conoces, ya no sabia que hacer...

Decidí entrar en la casa a tomar algo, porque estaba solo.

Sentía que estaban violando a la mujer de mis sueños, ante mis ojos, y yo, no podía hacer nada, escuchaba los golpes, las palabras, el deseo y no podía hacer nada, tampoco sabia que pensaba Maribel o que se le dio por hacerme esto.

La bronca que tenía se fue transformando en enojo, odio, dolor, sufrimiento. Era inevitable no sentirme de esa forma, pensar que yo la había respetado, cuidado, había logrado enamorarla como nadie y que me pague con esto, era ilógico, doloroso....

Me pare, y salí caminando sin rumbo... por lo menos me quedo con el triunfo de que el solamente la desnudo en trapos, pero yo pude desnudarle el alma como ningún hombre en esta tierra que llamamos mundo. Y creo que es un premio mucho mas grande que una noche de furor.

Deciles a Mamá, a Martín y a Delfina que los quiero mucho jamás me olviden, yo, no lo hare...




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